Opinión de un experto
El exvoto: intercesor entre lo divino y lo humano

EXvoto es una expresión latina compuesta que, entre otras traducciones, quiere decir “resultado de un voto”, esto se traduce a algo que se promete hacer al recibir un favor. Los exvotos, en cualquiera de sus versiones, expresan gratitud por un favor, son un medio de comunicación entre lo humano y lo divino.

La tradición de ofrendar un regalo a la divinidad por un favor recibido, tiene su origen en las civilizaciones más antiguas de nuestra historia. Se regalaban figurillas, armas, animales, sacrificios, joyas, entre otros objetos, a los dioses, con la intención de que intercedieran para ayudarlos.

Con el paso de los siglos, el exvoto en el cristianismo, se convirtió en una ofrenda entregada a Jesús, a la Virgen María o a los santos, para agradecer un favor acontecido.

Esta tradición llegó a México en el siglo XVI con el arribo de los españoles. Se dice que el primer exvoto hecho en este territorio fue el que mandó a hacer Hernán Cortés. La historia sobre este objeto señala que Cortés prometió a la Virgen de Extremadura en España,  regalarle una bella alhaja si lo salvaba de la terrible picadura de un escorpión. Cuando Cortés viajó a España en 1528, hizo una parada en el Monasterio de Extremadura para ofrendarle a la Virgen de Guadalupe un cofre de oro con forma de escorpión engarzado con pequeñas cadenas con piedras preciosas. En 1778 un hermano lego del monasterio de Guadalupe, realizó un inventario y copió una de las principales alhajas de la Virgen, el escorpión de Cortés, gracias a este documento se sabe cómo fue la preciada joya. En el siglo XIX los objetos preciosos que se encontraban en el camarín se perdieron y con ello, el exvoto de Cortés. Al día de hoy, el famoso exvoto a manera de joya, se ha convertido en una leyenda.

Durante la Nueva España se pintaron diferentes exvotos, los más conocidos son dedicados a la Virgen de Guadalupe o la Virgen de la Soledad, por nombrar algunos ejemplos. En el siglo XIX, la tradición del exvoto se popularizó y se convirtió en una expresión pictórica popular.

El exvoto nos permite abrir una ventana  a  la otra historia de nuestro país, a través de ellos podemos conocer las creencias, los accidentes más recurrentes, las enfermedades, y los diferentes apremios que han estado presentes y han sido una constante en la vida de los mexicanos.

El Museo Regional de Historia de Aguascalientes tiene una colección de más de 120 exvotos, en su mayoría dedicados al Señor del Rayo y que datan de las décadas de 1950 y 1960.

 
La devoción al Señor del Rayo
 

Esta escultura de Cristo Crucificado se encuentra en Temastián, un pueblo enclavado en el corazón del norte de Jalisco. Se dice que el Señor del Rayo data del siglo XVI y que la pieza fue realizada por indígenas de Michoacán. En aquella época, al pueblo de Temastián era una comunidad indígena que se conocía como el “carrizal”. 

La tradición en torno a esta escultura, narra que un día los frailes franciscanos se encontraban orando frente al Cristo que estaba recargado en un mezquite, cayó sobre la escultura un rayo y del conjunto sólo sobrevivió el Crucificado.

Tras este milagro, en el siglo XVII se construyó una pequeña capilla en honor a la milagrosa imagen, pero fue hasta 1922 que se edificó un santuario para recibir a los múltiples peregrinos que hasta el día de hoy van a visitar al Señor del Rayo.

Desde la Nueva España, la devoción por el Señor del Rayo se ha extendido a la región centro, principalmente entre Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas; sin embargo la imagen tiene muchos devotos también en Estados Unidos.

Existen diversos relatos sobre el origen del nombre de esta imagen religiosa, sin embargo, lo más importante es que la devoción pervive hasta nuestros días.  Los exvotos narran la historia viva, real, auténtica de los protagonistas anónimos de la historia. En su mayoría estas pinturas populares invocan el auxilio divino por la salud en el momento de padecer un accidente o una enfermedad.

Exvotos como el que aquí observamos, nos adentra en el quehacer de la cotidianeidad, desde otras perspectivas, valores culturales y devoción. En esta pieza podemos ver como el milagrero o retablero (así se le llama al pintor de exvotos), plasma una habitación sencilla de la época. En algunas ocasiones, el retablero o milagrero pintaba la lámina y el devota que mandaba a hacer el exvoto, escribía el texto relacionado al milagro o intervención divina que le había sucedido.

Éste es uno de los pocos casos de la colección de exvotos del MRHA, en el que podemos conocer al autor  que firma como “Márquez” y que debió de ser algún pintor de barrio o retablero de Aguascalientes. En esta pintura, Márquez plasma de la manera más realista posible, una habitación de la época, en la que podemos ver el mobiliario de aquel entonces.

Los exvotos nos permiten conocer los diferentes ámbitos sociales de nuestro país, accidentes que suceden en la ciudad o en el campo; así como enfermedades y padecimientos comunes en la población. Al observar un exvoto tenemos que analizarlo bajo el enfoque particular de la mentalidad y la estética del momento en que fueron creados, ya que como hemos visto, retratan la vida de la región mexicana en sus expresiones de la vida cotidiana y de la historia del pueblo. De ahí que a partir de la segunda mitad del siglo xx hasta nuestros días, poco a poco los exvotos se han ido centrando en los padecimientos ocasionados por sucesos cotidianos que no cesan de asolar a México: migración, alcoholismo, violencia de género y delincuencia organizada.

“Por medio del presente retablo, doy gracias a Nuestro Señor de los Rayos por haberme dado alivio de una enfermedad que padecí”.

Andrés Carrasco

Aguascalientes, marzo 1958

Autor: Márquez
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