Úrsula nació el 27 de diciembre de 1660, en Mercatelo. Sus padres fueron Francisco Juliani de Mercatelo y Benedicta Mancini de San Angelo de Vado. Sus biógrafos señalan que a los cinco meses caminó sola para dirigirse a adorar a la Santísima Trinidad. Desde niña tuvo apariciones del Niño Jesús. En 1677 profesó con las religiosas capuchinas y tomó el nombre de Verónica. Para entonces las apariciones se volvieron más frecuentes y llegó a tener largos coloquios con Jesucristo y con la Virgen.
Recibió muchas veces la comunión de manos de los ángeles, de la Virgen y de Jesús. El cinco de abril de 1696 recibió los estigmas de Cristo; el más singular de ellos, en el costado, emanó sangre y agua. Verónica tenía impresos en su corazón todos los instrumentos de la Pasión, dos llamas, siete espadas y varias letras correspondientes a las virtudes. Con el tiempo quedó marcado con todas las heridas de la Pasión que conservó hasta su muerte. Asimismo, de su pecho emanaba un líquido blanco con que Dios la dotó para alimentarla, lo que le permitía orar y hacer penitencia durante lapsos prolongados.
A lo largo de 34 años desempeño el cargo de maestra de novicias. En 1716 fue electa abadesa, puesto que ocupó hasta el 9 de julio de 1727, fecha de su muerte.
En este lienzo la santa viste el hábito de la orden capuchina, va tocada con una corona de espinas y en sus manos, que muestran las huellas de los estigmas, sostiene un crucifijo. Frente a ella y sobre una mesa se encuentra un libro abierto, que hace la alusión a la regla de la Orden. El marco que rodea a la imagen de Verónica está rematado en la parte superior por un corazón en llamas coronados por los instrumentos de la Pasión.
(1) Juan Croisset, Año cristiano , t. IV. pp. 204-214.