Fue común en la Nueva España la realización de retablos pintados para la decoración parietal, en el estilo de la época en que fueron hechos.
Esta obra presenta en el remate a Jesucristo crucificado entre los dos ladrones, Dimas y Gestas, siguiendo las escrituras que dicen: "Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí, y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda" (Lucas XXIII, 33). Sobre los roleos del entablamento se observan dos ángeles que portan coronas de laurel y palmas en triunfo.
La escena central del retablo recrea el descendimiento de la cruz. El evangelio refiere que José de Arimatea reclamó el cuerpo de Jesús para darle sepultura; pero en las visiones de sor María de Agreda se lee que estando la Virgen con san Juan, al pie de la cruz, angustiados por no saber cómo darle sepultura a el cuerpo de Jesucristo "...reconoció que venía hacia el Calvario una tropa de gente con escalas y aparato de otras cosas que pudo imaginarse que venía a quitar de la cruz su inestimable tesoro... No temáis... que son José y Nicodemus con otros criados suyos y todos son amigos y siervos de vuestro Hijo Santísimo... Llegaron a la presencia de María Santísima, que con dolor incomparable asistía al pie de la cruz, acompañada de san Juan y las Marías... lloraban todos con clamores... hasta que la invicta Reina los... animó y confortó... José y Nicodemus arrimaron las escalas a la santa cruz y subieron a desenclavar el sagrado cuerpo..." (1) A los lados de esta representación aparecen dos ángeles pasionarios portando todos los tributos de la Pasión: la columna, el gallo, las monedas. En la parte inferior del retablo aparece Cristo muerto, sobre la sábana santa, a la manera que se colocaba en las iglesias esta imagen perteneciente a la cofradía del Señor del Santo Entierro.
(1) Sor María de Jesús de Agreda, Mística ciudad de Dios..., pp. 1058-1060.