Nació en Colmenar Viejo, Castilla la Nueva. Fue capellán del rey, fiscal de la real capilla y juez de las reales jornadas, visitador del obispado de Oviedo y de la abadía de Alcalá la Real y abad bendito de San Isidro de León. En 1747 fue designado como arzobispo de México, cargo que ocupó durante 17 años. De su gestión sobresalen sus actividades para fortalecer el culto a la Virgen de Guadalupe, ya que logró la autorización papal para declarar el patronato de esta Virgen en toda América, y su oficio y rezo propio con octava, además de publicar como manda forzosa en todos los testamentos una cantidad para aquel santuario. Falleció el 3 de julio de 1765, a los 63 años de edad. Sobresalen sus escritos: Instrucción Pastoral sobre la indulgencia plenaria de la Bula Benedectina: Pia Mater, impreso en México en 1754; Pastoral sobre las tristes noticias, que llegaron de España del terrible terremoto de 1755, impreso en México en 1756, y Carta circular a los curas sobre residencia personal en sus parroquias. (1)
En este cuadro de forma rectangular el arzobispo Rubio y Salinas aparece de cuerpo entero, con la mirada dirigida al espectador. Viste el traje arzobispal con una cruz colgada al pecho. Con su mano izquierda sostiene un papel doblado cuya leyenda inscrita reza: Y Ilmo, Señor. Según la postura del cuerpo, parece que deposita este papel sobre una mesa donde se encuentran, también como símbolo de su posición en la jerarquía eclesiástica, una mitra, una cruz procesional y un báculo.
(1) Jesús Romero Flores, Iconografía colonial, p. 179.