Pieza
Ramón Casaus Torres y las Plazas
Anónimo
Siglo XIX
Óleo sobre tela


Alto: 196 cm
Ancho: 117 cm

Ramón Casaus Torres y las Plazas
INAH-Museo Nacional del Virreinato

Nacido en la ciudad de Jaca, en el reinado de Aragón, el 13 de febrero de 1765, tomó el sagrado hábito de la orden de predicadores de Santo Domingo en Zaragoza, en el año de 1779. A los 23 años de edad fue enviado a México, donde ingresó en el colegio de Porta-Coeli para completar sus estudios de teología. Obtuvo el grado de doctor y posteriormente el de doctor angélico, gracias a sus conocimientos de filosofía, retórica sagrada y teología. Durante su vida desempeñó los cargos de regente de estudios en su provincia, catedrático de santo Tomás, calificador del Santo Oficio de la Inquisición, examinador sinodal del arzobispado de México, de Puebla y de Oaxaca, académico honorario de la Real Academia de San Carlos de Nueva Santander, socio de mérito de la Real Sociedad de Jaca y procurador nombrado a Europa; en noviembre de 1806 fue nombrado auxiliar del obispo de Oaxaca y posteriormente elevado al mitrado. (1) Escribió: Tres sermones panegíricos de san Pedro Mártir de Verona, Elogio fúnebre del excelentísimo señor conde de Revillagigedo, virrey que fue de la Nueva España, Explicación de la medalla acuñada por el seminario de Oazaca, en honor de Fernando VII, Elogio de santo Tomás de Aquino, Initialistarum probabilior, tutiorque doctrina asserta ac publicé propugnata, Elogio de san Pedro apóstol, Sermón de gracias por las heroicas hazañas de la nación española, Elogio fúnebre del excelentísimo e ilustrísimo señor don Alonso Núñez de Haro, virrey y arzobispo de México, Sermón eucarístico en las fiestas de san Luis Potosí a la exaltación de Pío VII, al Solio Pontificio, Elogio de santa Teresa de Jesús, Panegírico de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, Panegírico de Nuestra Señora de Covadonga, Elogio de Santa Inés virgen y mártir y Elogio fúnebre de los españoles difuntos en la guerra contra Napoleón. (2)

El personaje viste el hábito de la orden dominica, sobre su pecho lleva la cruz obispal, cargo que se confirma iconográficamente por la mitra que se encuentra sobre la mesa. El sombrero que sostiene con su mano izquierda alude, por su color, a sus conocimientos de retórica. Conforme a la tradición del siglo XVIII, dentro de la composición aparece la mesa, que en este caso no está cubierta por un paño, así como el cortinaje en el fondo; pero el estilo, tanto de las columnas, como del mueble mencionado, corresponde ya al neoclásico.

Obra citada por Jesús Romero Flores; proviene del Departamento de Publicaciones del antiguo Museo Nacional. (3)

(1) Jesús Romero Flores, Iconografía colonial, p. 33-34.

(2) José Mariano Beristáin y Souza, Biblioteca hispanoamericana, t. II, pp. 69-71.

(3) Jesús Romero Flores, Ibídem.

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