Obra en forma rectangular en la que aparece una religiosa de la orden de san Jerónimo. En la Nueva España, las jerónimas fueron fundación de las concepcionistas, por lo que guardaban algunas de sus características, como poseer cuantiosos bienes y contar con autorización pontificia para tener servidumbre. (1)
La religiosa aparece de cuerpo entero y tres cuartos de perfil, sobre un fondo oscuro, viste el traje de la orden jerónima: túnica y rostrillo blancos y toca negra, su capa y escapulario son rojos, color distintivo de las jerónimas de la ciudad de Puebla. Sobre su hombro derecho, sujeto a la capa, se encuentra un pequeño escudo, al parecer bordado. Con su mano derecha sostiene un pequeño libro, y con la izquierda sujeta un ramillete de flores y la imagen de bulto de un Niño Dios, el cual, a su vez, sostiene un crucifijo y un orbe. Sobre su cabeza lleva una gran corona de flores que hace juego con el ramillete, y un rosario sobre el escapulario.
(1) Josefina Muriel y Manuel Romero de Terreros, Retratos de monjas, p. 20.