Pieza
Sor Juana Inés de la Cruz
Poetisa y pensadora singular de la Nueva España, sor Juana Inés de la Cruz ha sido considerada como una de las voces más importantes de la literatura barroca; sus escritos han transcendido las fronteras terriotoriales y temporales.Llamada por sus comtenporáneos "prodigio de las Indias", "fénix de la erudición" y "la décima musa", Juana de Asbaje nació en San Miguel Nepantla, estado de México, el 12 de noviembre de 1651. Según testimonio de ella misma, a los tres años de edad aprendió a leer, y a los ocho su fama se extendió hasta la capital virreinal, debido a una loa compuesta en honor del Santísimo Sacramento. En su adolescencia ingresó a la corte como una dama de compañía de la virreina marquesa de Mancera, quien supo motivar el desarrollo intelectual de la joven poetisa.Más tarde, en 1667, optó por la vida conventual e ingresó a la orden de carmelitas de san José, sin embargo, su salud resintió la regla tan austera de las monjas y decidió entrar al convento de san Jerónimo, donde profesó en el año de 1669. En la clausura conventual, sor Juana no perdió contacto con la vida social e intelectual de la Nueva España. Entre otros textos, hacia 1680 escribió el famoso arco triunfal "Neptuno alegórico" para recibir a los virreyes condes de Paredes. Estos se convirtieron en sus protectores y apoyaron y promovieron su talento artístico. En 1689 la virreina editó el primer volumen de su obra bajo el título de Inundación castálida.Años después, y frente a las constantes críticas y presiones de su confesor, el padre Nuñez de Miranda, así como el arzobispo Aguiar y Seijas, quienes cuestionaban su vocación intelectual y dedicación a los temas mundanos de la vida, sor Juana se desprendió de su extensa biblioteca, que alcanzaba los 4000 volúmenes. Un año después, el 17 de abril de 1695, y tras meses de dedicación a la vida religiosa y de penitencia, sor Juana murió contagiada de una grave epidemia mientras cuidaba a unas religiosas enfermas en el convento.Su vasta obra religiosa y profana, que incluye loas, villancicos, autos sacramentales, poesía y prosa, ha sido motivo de numerosos estudios y se ha editado desde el periodo colonial hasta nuestros días. Destacan, entre otras: "Carta atenagórica", "El divino Narciso", "Los empeños de una casa", "Respuesta a sor Filotea de la Cruz", y su famoso poema "Primero sueño".
Tenorio, Antonio
1878
óleo sobre tela
Extremo inferior central.