Retrato de sor María Josefa de Mendoza y Villar el día de su profesión. Aparece la religiosa de medio cuerpo con la cabeza inclinada; viste el hábito negro de la orden agustina, del que asoman puños blancos rematados con un encaje y un listón rojo. Lleva cinturón de cuero y una corona de flores rojas, blancas y azules en la cabeza, que simboliza la corona de espinas de Cristo. Sostiene en la mano derecha un ramillete de flores que presenta en la parte media de medallón de color blanco con una cruz potenzada de color negro, y en los espacios interiores de los brazos de la cruz, una flor de lis en cada uno. En el arranque del ramillete aparece otro escudo con las letras JHS (Jesús Hombre Salvador) sobre fondo color ocre. En la otra mano porta un cirio encendido, adornado con listones rosas y azules con un medallón redondo bordeado de flores, y un "Calvario", así como una cruz sobre un monte con dos figuras a los lados, una de pie y otra arrodillada. Sobre la cruz se observan los signos alfa y omega, primera y última letra del alfabeto griego, lo que simboliza a Dios Hijo. Esto se funda en el texto del Apocalipsis, donde se lee: "Yo soy el alfa y el omega, el principio y el fin..., dice el Señor..."
George Ferguson, Signos y símbolos en el arte cristiano.