En esta pintura de forma rectangular aparece visible hasta la cintura una religiosa del convento de Santa Clara ubicado en la ciudad de Puebla, donde desarrolló las actividades de contadora, organista y dos veces priora. Además de ser -según datos que proporciona el mismo cuadro- la última religiosa que fue sepultada en el coro bajo del convento.
La monja viste hábito y manto azul, toca blanca y velo negro que cae sobre la frente formando un pico; asimismo, sobre su pecho cruza un yugo negro en el que destacan las imágenes de san Francisco y santa Clara. Tanto el velo como el yugo se encuentran ricamente decorados con perlas y bordados de hilos de oro y plata. La religiosa se encuentra profusamente ataviada para el día de su profesión; sostiene en la mano derecha una vela encendida con una ornamentación que parece de cristal, y en la izquierda un crucifijo. Un ramillete grande de flores y pajarillos, que hace juego con una corona también de flores multicolores, pajarillos y mariposas, se apoya en su brazo izquierdo.