En esta obra, san Ignacio de Loyola está representado de rodillas frente a una mesa en la que se encuentran un crucifijo y dos libros. Viste el hábito de la Compañía de Jesús y muestra sus manos entrelazadas a la altura del pecho. Tras él se encuentran dos jesuitas en el quicio de una puerta. En el ángulo superior izquierdo se sitúa un rompimiento de gloria con un triángulo luminoso.
Esta escena nos remite a la historia de la vida de san Ignacio de Loyola, quien siempre, durante su labor como general de la orden, pidió a Jesús que la Compañía fuera como él. Poco tiempo antes de su muerte, el santo contó al Padre Rivadeneira, el más importante de sus biógrafos, que Jesús le había respondido que la Compañía sería igual a él, pues siempre iba a ser perseguida.
Este cuadro cuenta con el no. 26 como el que le fue asignado en la serie de la que forma parte. Perteneció originalmente a la Casa Profesa de México y pasó después a la colección de los P.P. del oratorio de San Felipe Neri, quienes la cedieron a la Compañía de Jesús. Los jesuitas la donaron el 12 de agosto de 1970 al Museo Nacional del Virreinato.
Pablo Dudon, San Ignacio de Loyola, p. 512.