En el presbiterio de la Capilla Doméstica, se encuentra una pintura que llama la atención por el barroquismo que presenta en el movimiento de los paños de una serie de ángeles que bajan del cielo a un espacio interior en el que se encuentra un altar y un personaje arrodillado, quien recibe la comunión de manos de uno de esos ángeles. El personaje en cuestión es uno de los santos jesuitas jóvenes, san Estanislao de Kostka. Este santo nació el 28 de octubre de 1550 en el castillo de Rostkou, en la baja Polonia. Fue el hijo mayor de Juan Kostka, senador del reino, y de Margarita Kriska, hermana del Palatino de Masovia. Desde muy pequeño, Estanislao mostró una fuerte inclinación a dedicar su vida a sus creencias religiosas. Al cumplir los 14 años de edad, fue enviado a Viena, en compañía de su hermano Pablo, para ser internado en el seminario jesuita de aquella ciudad, bajo la guía de Juan Bilinski. Al salir del seminario, Estanislao se vio obligado por su hermano Pablo y Juan Bilinski a vivir en la mansión del príncipe Kimberke, un luterano muy conocido en Viena, enemigo de Roma y de la Compañía de Jesús. Después de algún tiempo, decidió encaminarse a Roma con la idea de ingresar en la Compañía de Jesús. En cierta vereda ubicada a la vera del camino entre Augsburgo y Dilinga, se encontró un templo con las puertas abiertas y penetró en él con la intención de escuchar misa y comulgar, pero se percató de que la iglesia no era del culto católico, sino que, por azares del destino, se hallaba nuevamente en un templo luterano.
En esta pintura se hace referencia a este pasaje de su vida, pues cuando Estanislao quiso retirarse del lugar, se apareció un grupo de majestuosos ángeles llevándole el "Sagrado Sacramento".