La obra representa dos momentos de la estancia de san Ignacio en París. A la izquierda, está inspirada en el pasaje: "Estando un hombre de París miserablemente perdido de unos amores deshonestos de una mujer con quien vivía mal, como no pudiese nuestro padre por ninguna vía deshacerle dellos, se fue un día a esperarle fuera de la ciudad y sabiendo que había de pasar por junto a una laguna o charco de agua... entrase el B. Padre dentro del agua frigidísima hasta los hombros y viéndole desde allí pasar, le dijo a grandes voces: [Anda, desventurado, anda, vete a gozar de tus sucios deleites... Anda, que aquí me estaré yo atormentando y haciendo penitencia por ti, hasta que Dios aplaque el justo castigo que ya contra tí tiene aparejado]".(1)
En la escena de la derecha se observa a san Ignacio hablar con un caballero, mientras que una multitud observa la acción. Este pasaje está posiblemente relacionado con los diferentes momentos de predicación de este santo ante grandes multitudes; pero aunque en la biografía escrita por Ribadeneira se hacen múltiples alusiones a las predicaciones de san Ignacio, la escena tal y como fue pintada por Villalpando no parece corresponder a ningún pasaje específico.
Esta obra forma parte de una serie realizada para el antiguo colegio jesuita de Tepotzotlán.
(1) Pedro de Ribadeneira, Vida de San Ignacio de Loyola, p. 397.