La representación de la circuncisión del Niño se basa en el Evangelio de san Lucas (II, 21). Allí se narra que pasados ocho días del nacimiento debía ser circuncidado, e impuesto el nombre de Jesús, que le había dado el ángel antes de nacer. Así se cumplía con la ley.
Esta obra está realizada con base en los lineamientos del padre Jerónimo Nadal, los que según el tratadista Pacheco son erróneos ya que establecen la acción en la sinagoga con sacerdotes, ministros y niños con ricos vasos. La Virgen y san José observan la acción muy sensiblemente, y el nombre de Jesús aparece en lo alto cercado de gloria y resplandor. Pacheco situaba la acción en la cueva del nacimiento, con la única presencia de la sacra familia y después de que la Santísima Virgen había realizado la operación. (1)
Esta pintura forma parte de una serie mariana de nueve cuadros, realizados por Juan Rodríguez Juárez para decorar los muros del claustro alto del Patio de los Naranjos, del Colegio Jesuita de Tepotzotlán.
(1) Francisco Pacheco, Arte de la pintura, t. II, p. 246.