San Agustín nació el 13 de noviembre del año de 354 en Tagasa, pequeña ciudad de Numidia, cercana a la ciudad episcopal de Hipona en el norte de África. Su padre Patricio era pagano y su madre Mónica, cristiana. En su juventud Agustín se dejó arrastrar por los malos ejemplos, llevando una vida licenciosa y aferrado a la herejía maniquea hasta los treinta y dos años. San Agustín fue bautizado en la Pascua del año 387. Desde el año de 388 vivió en Tagaste, olvidado del mundo y al servicio de Dios por medio del ayuno, la oración y las buenas obras. Fue ordenado sacerdote en el año 391 por Valerio, obispo de Hipona, quien lo tomó como asistente. En 395 Agustín fue consagrado obispo coadjutor de Valerio, y al morir éste el santo le sucedió en la sede de Hipona. Durante su vida y como obispo le tocó participar en las invasiones y persecuciones a los cristianos del norte de África. San Agustín murió a la edad de 76 años el 28 de agosto del año 430.
Entre sus múltiples escritos los más conocidos son Confesiones y La ciudad de Dios.
En esta obra aparece vistiendo sobrepelliz de encaje y esclavina, y sobre ésta la cruz de esmeralda; sus manos en el pecho recuerdan su corazón llameante de amor celestial; los libros, la pluma y el tintero aluden a su actividad como escritor; el rompimiento de Gloria con la Santísima Trinidad recuerda la iluminación divina. Al igual que con el resto de los doctores de la Iglesia que conforman esta serie, se sigue un estricto patrón de representación; los cuatro doctores siempre están sentados frente a un escritorio y encima de ellos una apertura de Gloria, haciendo hincapié en dos de sus características: su trabajo intelectual al crear libros doctrinales y el estar sujetos a la revelación.