Diego Calderón representa en esta obra a Jerónimo vestido como obispo, rodeado de sus atributos más conocidos y que se relacionan con sus actividades como escritor: la pluma y el tintero; como padre de la iglesia lleva los libros y el reloj de arena, sin olvidar el rompimiento de gloria del que sale la trompeta que alude a la frase que se le atribuye: "Sea que coma, sea que beba, siempre me parece que resuena en mis oídos la trompeta que dice: ¡Levantaos, muertos y venid a juicio! El león a sus pies recuerda a aquel que un día se presentó en el convento herido de una pata por una espina. Después de ser curado por el santo permaneció junto a él prestando innumerables servicios a su comunidad.
Este cuadro forma parte de la serie de cuatro óleos pintados por Calderón y que representan a los cuatro padres de la Iglesia latina, teniendo la importancia de ser el único que presenta el autógrafo del pintor. Al igual que los otros, presenta algunas imperfecciones en la perspectiva y en las actitudes físicas de los representados, pero pone especial empeño en los detalles como son la calavera vista de la parte baja, el decorado del sillón, la riqueza de los paños y la posición de los libros y pergaminos.
La serie incluye las obras con número de inventario 10-40367, 10-40369, 10-40370