De acuerdo con la religión nahua, el dios del maíz, llamado Chicomexóchitl o “siete flor”, vive en los planos intermedios del cosmos, ahí donde las fuerzas celestes y las de la tierra confluyen para hacer la vida posible. En los rituales agrarios se elabora un recorte de papel con su imagen, para que, una vez que posea sustancia corpórea, pueda recibir las plegarias y alimentos en su altar. Permanece guardado en una caja para evitar que huya a los cerros y deje sin sustento a los humanos.
Los colores de las semillas suelen identificar cultivos específicos, por ejemplo, el negro es frijol. La posición erguida, los brazos en alto y el uso de vestidos, evidencian la importancia de estos dioses.