La calurosa bienvenida que se dio al archiduque en las ciudades de Puebla y México (junio de 1864) fue para él un alivio, pues una condesa que venía en su séquito escribió que en el puerto de Veracruz: “EI nuevo soberano de México estaba frente a su propio imperio, en poco tiempo debía pisar su suelo, pero sus súbditos se habían escondido. Nadie lo recibía."

No es lo más correcto hablar de "Imperio” al referirse al gobierno de Maximiliano. En realidad, lo que hubo fue una intervención militar de Francia. Además, el gobierno legalmente constituido de Juárez nunca fue derrotado ni abandonó el territorio nacional. Es un hecho, sin embargo, que en la ciudad de México el archiduque fue recibido con gran júbilo, flanqueado por soldados franceses y belgas. Las calles estaban adornadas con banderas y flores, los balcones se alquilaban a altos precios para ver pasar a Maximiliano y a Carlota. La música era entrecortada por cohetes y el repique de todas las campanas.