El insurgente Nicolás Bravo nació en Chilpancingo y se unió a la lucha emancipadora en 1811. Primero estuvo a las órdenes de Hermenegildo Galeana, uno de los militares de confianza de Morelos. Por su valor y lealtad fue nombrado comandante militar de la provincia de Veracruz, pero, cuando aún festejaba su ascenso, recibió la noticia de que su padre, don Leonardo Bravo, había sido ajusticiado por los realistas. Al recibir la noticia, Nicolás Bravo no cobró venganza; al contrario, como puede observarse en esta escena, liberó a más de doscientos soldados realistas, a quienes se había capturado el 19 de agosto de 1812 en El Palmar, lugar situado en el actual estado de Guerrero. 

Las guerras no sólo se ganan con batallas, también ayuda adoptar ante el enemigo actitudes humanistas y civilizadas. Así, a pesar de haber sido prisionero de los realistas desde 1817 hasta 1820, Nicolás Bravo mantuvo sus ideales y principios, y llegó incluso a tener un papel destacado durante las primeras décadas del México independiente.