Cuenta con nicho de madera y vidrio de protección con puerta abatible. En su interior se encuentra la virgen recostada sobre un camastro de madera, con almohada y colcha de seda. La indumentaria es de seda con bordado de hilo metálico, plateado, en la parte superior se encuentran ensartadas cuentas de vidrio facetado.
Los habitantes de Palermo celebran dos fiestas en honor de santa Rosalía, su gran patrona y taumaturga: una, la del día de hoy, que conmemora su entrada al paraíso; la otra, la del 15 de julio, que recuerda el milagroso descubrimiento de sus santas reliquias. La fiesta de julio es particularmente solemne. Se le anuncia con cañonazos, mientras que, colocado sobre un gigantesco carro tirado por cuarenta mulas y lleno de músicos, el nicho de la santa recorre la ciudad entre las oraciones, los cánticos y los vítores. Nació en Sicilia hacia el año 1140 hija de un señor llamado Sinibaldo, descendiente de Carlo Magno. Al cumplir los catorce años, y en vista de que su belleza ponía en peligro la salvación de su alma, se le apareció la virgen para impulsarla a retirarse del mundo. Rosalía tomo su disciplina y su crucifijo y salió durante la noche del castillo paterno. Dos ángeles, uno armado como caballero, el otro disfrazado de peregrino, la esperaban para conducirla al monte Quisquita. Ahí la dejaron a la entrada de una gruta enterrada entre la nieve oculta entre los árboles. La joven se escondió en ella varios meses, tras de lo cual los mismos ángeles vinieron a prevenirla de que, buscada por sus padres, debía irse más lejos. La llevaron entonces a la cima del monte Pellegrino. Rosalía pasó ahí los diecisiete últimos años de su vida en una caverna, alimentada por los ángeles con la eucaristía. Murió en ese sitio, a los treinta años de edad, el 4 de septiembre de 1170; y ahí fue encontrada cuatro siglos más tarde, el 15 de julio de 1624, en una funda de cristal de roca. En esta ocasión se escribió la biografía novelizada que acabamos de resumir.