Algunos animales y elementos acuáticos fueron considerados por los mayas como vínculos entre los hombres y la lluvia, el mar y la fertilidad, a los que se asociaba con el mar primordial de la creación, y su imagen se ha encontrado en asentamientos alejados de las costas. En este contexto, el pez representado en este plato puede ser interpretado como un símbolo del inframundo, la muerte y el agua.