Pieza
Retrato de doña Tranquilina Vidrio de Leal
Juan José María Mares
Siglo XIX
Ancho: 1.19 m
Una práctica común durante el siglo XIX fue la de mandar hacer retratos de los seres queridos fallecidos con el fin de honrar su memoria y demostrar el afecto que su familia les profesaba. El cuadro de Doña Tranquilina Vidrio de Leal tiene su origen en esta costumbre. En él se aprecia a la difunta representada de cuerpo entero y tamaño natural, posiblemente ataviada como acostumbraba en vida: con rebozo, enaguas abultadas y el pelo recogido. En la mano sostiene un misal con un pañuelo y un rosario en la otra, alusión inequívoca a su fe católica.