Las cuevas simbolizan la entrada al inframundo y por ello los mayas les dedicaron diversos rituales y depositaron ofrendas en su interior. Para ellos, el murciélago era el guardián de las cuevas porque habita en la oscuridad, y lo vincularon con la noche, la muerte, la fertilidad y la sexualidad. También relacionaron a los quirópteros con los sacrificios de sangre, específicamente a los murciélagos hematófagos de la especie vampiro (Desmodus rotundus) como los mostrados en estos platos, que se identifican por la sangre que fluye de sus hocicos.
Pieza
Platos con murciélagos. Ofrenda funeraria real
200-600
Tumba real del Grupo Sur, Balamkú, Campeche
Cerámica
Alto: 10 cm
Ancho: 110 cm