En 1853, Antonio López de Santa Anna asumió por undécima vez la presidencia de la República Mexicana, y emprendió actividades que perjudicaron los estados del país y agraviaron a los líderes surianos.
Debido a tales acciones, los guerrerenses se levantaron en armas el 1° de marzo de 1854 y proclamaron el Plan de Ayutla, en el que se desconocía al gobierno de Santa Anna y se convocaba a un Congreso extraordinario para que se elaborara una nueva constitución. El 4 de octubre, Juan Álvarez fue nombrado presidente provisional de la República e integró su gabinete con liberales reconocidos.