El dios viejo o señor del fuego es el nombre con el que se conoce a la divinidad del fuego. Su culto fue uno de los más antiguos de Mesoamérica. Esta pieza, fechada entre el 50 y 600 fue encontrada —junto a dos falos de piedra— en la Plaza de la Fertilización de la tierra. En la misma plaza se descubrieron también nueve falos y una hacha votiva colocada sobre un conjunto de restos humanos y otras ofrendas, al pie de la pirámide.