Aunque algunos museos exhiben ladrillos decorados extraídos de Comalcalco, no existe ningún otro en el mundo con la variedad de piezas que tiene éste. Los antiguos pobladores de la ciudad decoraron mediante diferentes técnicas -por ejemplo, pintura, incisión o impresión- una cara del ladrillo. Una vez cocidos eran colocados dentro de la construcción haciendo que la flor, el personaje, el edificio o el animal representado en cada ladrillo quedara oculto para siempre. En el museo, muchos de los temas se apoyan en estos elementos gráficos, que constituyen una especie de fotografías del pasado.
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