Entre los objetos que se presentan en el museo, destaca una piedra labrada con el glifo topónimo de Xihuacan, que da nombre al recinto. Mide un metro de alto por 50 cm de ancho y 25 de espesor, y fue hallada durante las recientes excavaciones en el área del Juego de Pelota. El glifo es circular y revela el nombre con el que se conocía este lugar en la época prehispánica. Xihuacan es una palabra de origen náhuatl que significa “lugar de los poseedores de la turquesa”, y que hace referencia a una metáfora para denominar a los “que poseen el tiempo” o “que controlan el calendario.” En este sentido, la alegoría se asocia con el papel que tuvo este asentamiento como el mayor centro rector de la Costa Grande. Además se ha deducido que su traza urbana está ligada a los movimientos celestes.
La colección de piezas que se muestran en el museo de sitio está conformada por las halladas recientemente y otras encontradas antes, cuando se hicieron los primeros registros y recorridos arqueológicos a cargo de especialistas como Pedro Hendrichs en 1943, Pedro Armillas en 1948 y Ellen Brush en 1968, así como Rubén Manzanilla a finales de los años ochenta.
El discurso alude a los antiguos pobladores de Soledad de Maciel, Xihuacan. Su apogeo fue en el Epiclásico (650 a 950), aunque fue habitado desde el Preclásico (2500 a.C. a 200), el Clásico (200 a 650) y hasta el Posclásico Temprano (950 a 1300). El mismo contexto indica que tuvo un abandono paulatino propiciado por inundaciones en la zona, lo que obligó a los habitantes a emigrar hacia las partes más altas.
De acuerdo con fuentes históricas del siglo XVI, se sabe que la región estaba ocupada por grupos tepuztecos y cuitlatecos, aunque todavía no se puede precisar el nombre de las etnias que existieron aquí. Los primeros habitantes fueron grupos agrícolas que con el paso del tiempo lograron consolidar una sociedad estratificada y una organización suficiente para levantar basamentos y crear obras de ingeniería hidráulica. Sus pobladores también tuvieron influencia olmeca, apreciable en sus figurillas de barro y cerámica.
Fue durante el periodo Clásico cuando se dio la influencia de la cultura teotihuacana, que se reflejó en la complejidad social y el poderío que alcanzó Xihuacan, etapa en la que comenzó la construcción del gran conjunto ceremonial que se admira en el sitio.
Se exhibe un vasto universo de piezas prehispánicas, como figurillas, vasijas de obsidiana, trabajos en concha, hachas de cobre, collares de cascabeles, cerámica y lítica, acervo a través del cual se explica el desarrollo cultural de esta antigua ciudad, que tuvo una fuerte interacción con Teotihuacán durante el periodo Clásico (200 a 650).
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