La ley de Moisés obligaba a todos los judíos a consagrar a los primogénitos al Señor en conmemoración del Éxodo que recuerda cuando Moisés libró al pueblo judío del yugo de los egipcios. En la ceremonia, el padre del niño debía ofrecer algún animal para sacrifico a Dios, es por eso que Cabrera pintó a san José con dos tórtolas. Esta ceremonia fue retomada por la iglesia católica cada 2 de febrero con la bendición de las candelas.