Al visitar la zona arqueológica de Cacaxtla-Xochitécatl es imprescindible entrar a sus dos museos de sitio. La generosa información que ahí se presenta le permite al espectador comprender mejor el desarrollo de este importante asentamiento mediante un guion científico y una adecuada museografía.
El museo de Xochitécatl alberga una interesante colección de piezas arqueológicas de los dos periodos de ocupación del sitio, una del Formativo (800 al 100 a.n.e.) y otra del Epiclásico (650-900 d.n.e.). Destacan objetos relativos a la vida cotidiana, la explotación de recursos humanos, y aspectos rituales. De especial interés son los ejemplares de figurillas femeninas recuperadas al pie de la Pirámide de las Flores, las cuales formaron parte de ofrendas depositadas entre los años 632 y 774 antes de nuestra era en honor a las deidades Xochiquétzal y Tlazoltéotl, como parte de rituales asociados a la fertilidad, maternidad y la propiciación de las lluvias.
El Museo de Cacaxtla fue hecho con la intención de acercar al público a las colecciones arqueológicas y a una interacción visual más detallada con la pintura mural. Está dividido en dos secciones para tocar temas relacionados con la ocupación de los periodos Formativo y Epiclásico. Uno de los atractivos es admirar las reproducciones a escala de los distintos murales de Cacaxtla que incluyen al Hombre Jaguar, figuras de las Jambas del Edificio A, escenas acuáticas del Templo Rojo, y al Hombre Escorpión del Templo de Venus. Aun cuando los murales originales se han conservado después de más de mil años de abandono del sitio, las calcas permiten a los visitantes admirar estas grandes obras con mucho más detalle, en especial las personas con capacidades diferentes.
También se exhiben varios objetos recuperados de diversas excavaciones arqueológicas en el sitio, o por hallazgos fortuitos en los alrededores. En la entrada del museo se ubica una escultura de basalto del Formativo encontrada en el cerro Xochitécatl. Al interior, el visitante podrá admirar diversos ornamentos y objetos de cerámica, concha, y obsidiana. Sobresalen dos urnas ceremoniales que recrean escenas rituales para destacar el papel central de ciertos individuos como promotores del orden cosmológico y social; los atavíos de estos personajes incluyen complejos tocados de seres mitológicos, a más que se ven rodeados de otros personajes, instrumentos musicales, plantas y animales. También están los señores de Cacaxtla, once esculturas rituales de barro del periodo Epiclásico que personifican a dioses también ricamente ataviados, incluso representaciones de los Xipe y Tláloc. Finalmente, también hay varias reproducciones de mapas y códices de la época virreinal.