La zona arqueológica de Ocoyoacac es un ejemplo de los asentamientos teotihuacanos que llegaron al Valle de Toluca desde la gran metrópoli. Con base en fechamientos de carbono 14 obtenidos en los sitios La Remonta (en el municipio de San Antonio), la Isla y La Loma (estos dos últimos en el municipio de Calimaya), es posible afirmar que, a partir de 200-240 d.C., el Valle de Toluca ya contaba con una estrecha relación ideológica y política con Teotihuacán.
En municipios como Ocoyoacac, Metepec, Tenango del Valle, Calimaya, Santa María Rayón, Santa Cruz Azcapotzaltongo y Calixtlahuaca se ha constatado lo anterior. Los materiales recuperados durante los procesos de excavación indican que estos lugares estuvieron habitados mayoritariamente por grupos dedicados a la agricultura, la alfarería y la explotación de los recursos acuíferos, entre otras actividades, además de que vivían en pequeñas unidades domésticas.
El contacto entre la población del Valle de Toluca y la de Teotihuacán es evidente con materiales como la obsidiana verde, cuyo comercio en ese tiempo era controlado por Teotihuacán, así como la pizarra y la cerámica importada de la gran urbe. En el Valle de Toluca se conservaron el estilo arquitectónico y la decoración de la gran ciudad, tal como se refleja en la cerámica.
La zona arqueológica de Ocoyoacac resguarda una de las pocas muestras arquitectónicas del periodo Clásico que se tienen en el valle. Esto permite inferir cómo se vivía en pequeñas unidades domésticas, construidas en su mayoría con adobes sobre un arranque de muro de piedra, material del que los pobladores disponían por ubicarse en la planicie aluvial.
Este asentamiento no fue ajeno a las actividades cívico-religiosas, lo cual se advierte en ciertos elementos como los patios con un templo y en la alfarería doméstica y suntuaria. Este grupo manufacturó su propia alfarería, conservando los rasgos más relevantes de la estilística teotihuacana tanto en las formas y el acabado de las superficies como en las técnicas decorativas y los colores.
La gran urbe ejercía un gran orden sobre el Valle de Toluca para abastecerse de productos agrícolas, lacustres y forestales. De esta manera se hacía de alimentos y diversas materias primas, como cal, madera, tule, granos y algunos otros productos que abundan en la región. Igualmente importante fue el control de las rutas de comunicación hacia el occidente y el sur-suroeste.
A partir de las fases Tlamimilolpan Tardío, en Xolalpan y Metepec se verificó un crecimiento poblacional. En ese entonces, los sitios rectores que controlaban la producción y el flujo de bienes en el Valle de Toluca debieron ser los ubicados en Ocoyoacac, Calixtlahuaca y Santa Cruz Azcapotzaltongo. Habría que considerar, además, que Ocoyoacac resultó estratégico para controlar la ruta de paso al Valle de Toluca.
Los grupos teotihuacanos debieron haber funcionado con base en una jerarquía dirigida desde Teotihuacán para emular la organización de la gran ciudad. A su caída, estos sitios no mostraron abandono, sino más bien continuidad, como se advierte en Santa Cruz Aztcapotzaltongo. Sin embargo, se requiere ampliar las excavaciones en Ocoyoacac para definir toda la periodicidad.