Un vistazo a la vida cotidiana
Para el arqueólogo, el estudio de la arquitectura representa una valiosa fuente de conocimientos. Uno de los temas preferidos es investigar cómo vivían los pobladores antiguos y qué usos les daban a esos espacios, tan distintos a los que ahora habitamos. En ese sentido, las investigaciones del Grupo Este se han enfocado en conocer las distintas actividades que ahí se realizaban, partiendo de la idea de que hacia el año 750 ese conjunto fue residencia del linaje gobernante y por lo tanto, además de las funciones religiosas y administrativas, se efectuaban labores totalmente mundanas, como preparar alimentos, comer o dormir. Surge entonces una pregunta. ¿Qué tipo de evidencias son clave para descubrir a qué se destinaban esos espacios? En el Proyecto Kabah propusimos que la función puede reflejarse en el análisis de tres clases de evidencias: una es la arquitectura o, utilizando un término más amplio, el medio ambiente construido; otra es el estudio de los mensajes que quedaron plasmados en lo que ahora vemos como decoración de los edificios o la ausencia de ellos y, finalmente, en los restos asociados a estos espacios, tales como vasijas, utensilios como cuchillos, puntas de proyectiles, hachas y otros enseres manufacturados ya sea con piedra, concha u otros materiales.
Al estudiar estos aspectos en el Grupo Este, logramos encontrar el área donde se preparaban los alimentos para la familia gobernante de Kabah. Hallamos el lugar donde se cocía el nixtamal para preparar atole, tamales, pozole y otros platillos, pero no tortilla, ya que éstas llegaron a Yucatán con gente del centro de México. También descubrimos el sitio donde desollaban a los animales y posiblemente los precocían, el espacio para almacenar alimento y utensilios culinarios, las áreas donde afilaban sus instrumentos y un posible sector de desechos. La investigación de la cocina real de Kabah se enriqueció con el estudio de diferentes componentes químicos que se impregnaron en el suelo y que, una vez analizados, nos permitieron saber dónde estuvieron los fogones, las áreas donde se regaba el agua del nixtamal o los lugares donde se regó sangre u otro tipo de materia orgánica.
Estos trabajos nos han permitido asomarnos al complejo mundo de la vida en los palacios y nos han planteado nuevos retos, por ejemplo: ¿cuántas personas tenían que trabajar diariamente para satisfacer los delicados paladares de la realeza?, ¿cuál era el platillo preferido?, ¿cómo se hacía el abastecimiento de víveres? y otras más, que nos estimulan a seguir trabajando en este caso.