El petrograbado es una de las manifestaciones del denominado arte rupestre, es decir, de aquellos vestigios de la actividad humana que fueron pintados o grabados sobre abrigos rocosos. Los estudios de Rubén Manzanilla y Arturo Talavera concluyen que en los petrograbados y en la pintura rupestre se relatan eventos de tipo mítico, calendárico, propiciatorio y astronómico. Los autores también suponen que los lugares donde están ubicados se utilizaron como espacios sacralizados para efectuar ceremonias, dejar ofrendas y para ciertos tipos de mediciones o lecturas calendáricas o astronómicas.
La arqueóloga Martha Cabrera, quien reportó en 1982 el hallazgo de los petrograbados localizados en Guerrero, elaboró un catálogo detallado de los mismos, gracias a lo cual concluyó que los diseños grabados en estas rocas fueron realizados a través de la técnica del cincelado, predominando las figuras geométricas (círculo, cuadrado, rectángulo, líneas onduladas y rectas), así como la representación esquematizada de la figura humana, sobre todo la facial. También se distinguieron diseños zoomorfos y algunos identificados como representaciones de plantas.
Con base en lo anterior, el análisis de los petrograbados de Palma Sola permite suponer que relatan rituales de tipo mítico, conducidos por uno o más oficiantes, chamanes o sacerdotes.
Referencia:
Manzanilla López, Rubén y Arturo Talavera González, 2008, Las manifestaciones gráfico rupestres en los sitios arqueológicos de Acapulco, México, INAH.