Al pie de la entrada al templo encontramos tendida una enorme lengua bífida. Al este de la puerta podemos apreciar la hermosa escultura de la cabeza de una serpiente de carácter bélico en la que descansan los restos de la estatua de un guerrero, y al oeste se halla otra escultura en forma de un enorme pedestal, simbolizando un tlalpanhuehuetl (tambor de guerra), sobre el cual se encuentran los restos de la escultura de otro guerrero: al parecer, ambas piezas funcionaban como portaestandartes. Como en otros edificios mexicas, el orificio de la boca de la serpiente servía como entrada al recinto, con la diferencia de que el templo de Malincalco añadía un dramatismo especial gracias a que la enorme lengua bífida de la serpiente servía como tapete de entrada.
El templo es extraordinario en su interior. En el piso hay una especie de banqueta que rodea el espacio a manera de hemiciclo, donde se encuentran dos águilas y, entre ambas, un ocelote. En el centro del recinto se encuentra otra águila con la misma actitud que las anteriores y, atrás de ella, un agujero redondo donde posiblemente se depositaba el corazón de los sacrificados. En términos generales, este templo servía de escenario para llevar a cabo las ceremonias de iniciación de los guerreros águila y jaguar, de ahí que predominen las esculturas de estos animales. Con todo, hay una tercera figura que aquí cobra una importancia fundamental: la serpiente.