La cerámica plomiza, conocida también como Plumbate, fue elaborada en la región del soconusco chiapaneco y se convirtió en la loza más deseada por los antiguos toltecas. Fue empleada para elaborar jarras y vasijas efigies, tanto zoomorfas como antropomorfas. Este bello ejemplar da vida a un cánido, quizá a un coyote, que se encuentra sentado y ataviado con un collar logrado a partir de un fino esgrafiado de la cerámica. El realismo de las facciones del rostro es sobresaliente y habla de la compleja especialización artesanal alcanzada por los productores de la loza Plumbate.