San Francisco nació en Asís en Umbría, Italia, en 1181, en el seno de una adinerada familia de comerciantes de telas. Durante su juventud fue un joven rebelde, pero tras varias visiones, como la que aquí está plasmada, el santo se convirtió y dejó su vida disipada. Fue dulce, paciente y generoso con los pobres, con frecuencia visitaba los hospitales, servía a los enfermos y les besaba las úlceras a los leprosos. Cuenta la tradición que un día cuando estaba rezando ante un crucifijo en la iglesia de San Damián, le pareció escuchar una voz que procedía de la escultura y le dijo tres veces: "Francisco, ve y repara mi casa, que ves derrumbarse". El santo, viendo que la iglesia era antigua, pensó que le ordenaba repararla. Para la reconstrucción de San Damián, él mismo llevó las piedras y reparó la iglesia. Sin embargo el mensaje iba mucho más allá, metafóricamente significaba reparar ideológicamente la Iglesia.
En la pintura se observa a san Francisco de Asís en posición de oración frente a un crucifijo. El santo está vestido según la moda del siglo XVIII y sobre su cabeza ondea una filacteria con el mensaje en latín VADE FRANCISCE REPARA DOMUM. MEAM, QUELAVITUR (Francisco, ve y repara mi casa, que ves derrumbarse).