Esta obra llegó al museo por compra a un particular. En ella se aprecia a una joven lujosamente vestida, luciendo un collar y aretes de perlas. En el pecho porta un broche con la imagen de la Virgen y el niño que da fe de su profesión católica; las flores blancas que la adornan enmarcan su pureza y el carácter sumiso del bello sexo. En las manos sujeta un delicado pañuelo y un abanico. Los elementos descritos dejan entrever la alta posición socioeconómica de la retratada; su vestido es testimonio de la moda europea adoptada por las mujeres de las élites mexicanas, como puede constatarse en las revistas, impresos y partituras de la época.