En la plástica maya, por lo general, los jaguares se representan con la piel manchada; sin embargo, hay algunos ejemplos de jaguares negros o panteras negras (fase melánica de esta especie), como es el caso de esta bella vasija labrada con tapa de cabeza de jaguar negro y vivos ojos en rojo que refuerza los conceptos de tinieblas y oscuridad asociados con el felino.
Para los mayas el jaguar era uno de los principales símbolos del lado oscuro de la vida, del reino del misterio, de las fuerzas destructivas, pero era a la vez símbolo de las energías sagradas como la vida, pues constituían el contrario necesario para el equilibro cósmico. Es el Sol cuando se interna en el inframundo; su piel es el cielo nocturno manchado de estrellas; es un ser que proviene de un mundo anterior al actual, de un tiempo primordial caótico, pre-cósmico. Por ello representa los poderes ocultos e incomprensibles de destrucción, y los lugares y tiempos inaccesibles al hombre común.