El personaje sentado con las piernas cruzadas y expresiva actitud de mando, que ocupa el centro de este pectoral, ostenta su capacidad para controlar y dirigir las fuerzas del cosmos, en este caso encarnadas en un monstruo bicéfalo que lo transporta. La cabeza de ave simboliza el cielo diurno y la del cocodrilo, con cascabeles u “ojos de muerto” que adornan su trompa enrollada, representa el cielo nocturno.