El claustro bajo era uno de los lugares del convento hasta donde el bullicio de la calle llegaba. Era frecuentado por vecinos y viajeros, quienes ingresaban al convento para solicitar algún servicio religioso, visitar a su familiar o simplemente para abastecerse de agua en la fuente central del mismo. Se accedía a este espacio a través de la portería.
Por supuesto que los frailes y estudiantes tenían prohibido bajar al claustro, pues en él comenzaban las tentaciones del siglo, del mundo laico. Sin embargo, había frailes que no respetaban la regla impuesta.
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Claustro Bajo