El convento era constantemente visitado por viajeros o arrieros que recorrían el camino entre la Ciudad de México y poblaciones del sur. En ese sitio se detenían para descansar, ingerir sus alimentos o pasar la noche. Los viajeros recibían la hospitalidad de los frailes, quienes les ofrecían como alimento la sopa boba: los sobrantes de la comida de los frailes. A cambio de su hospitalidad, los frailes recibían limosnas o algunos regalos que enriquecían las alacenas de la cocina o los altares de la iglesia.
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Portal de peregrinos