El portón era una puerta de servicio por la que ingresaban animales de tiro y domésticos, alimentos, leña y materiales requeridos para la subsistencia diaria. En la parte alta del portón está el mirador de guardia, desde donde los frailes podían observar el caserío que rodeaba al convento entre las milpas y acequias.
Franqueando el gran portón, a mano derecha, se encuentra un nicho, donde se ubicaba el fraile portero, encargado de permitir o prohibir el acceso. Este portón permanecía abierto todo el día y era cerrado a la hora del toque de ángelus, es decir, a la hora del rosario al caer la tarde.
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Portón de campo