El trabajo infantil ha sido y es una constante en todos los tiempos, pero ha sido especialmente durante la aparición de una modernidad asociada inexorablemente a la industrialización, las migraciones masivas y la urbanización de las ciudades, que éste se convirtió en uno de los signos de la más cruenta explotación. Esa realidad es la que nos muestran, a veces veladamente, otras de modo frontal, las fotografías que integran esta exposición.