Este objeto es representativo de una técnica de decoración que después de la llegada de los españoles fue conocida como maque, por su semejanza con los trabajos elaborados en Asia y difundidos en Europa, junto con la técnica de laca. La maestría de la técnica consiste en aplicar varias capas de colorantes sin que se superpongan unas sobre otra, que además no se distingan al tacto. La superficie lisa se logra sustituyendo segmentos de la primera capa con capas de otros colores, todos aplicados y pulidos con la palma de la mano. Originalmente estos objetos se usaban para entregar ofrendas en el templo. Hoy tienen el mismo uso, pero debido a su alto costo, se elaboran sobre todo para su comercio al turismo.