La muestra estuvo conformada por esculturas de barro cocido, que son en realidad caminatas, amores que acompañaron un viaje, reflexiones sobre la muerte o sobre la fe o la poesía. La sede de esta exposición fue el Museo de las Culturas de Oaxaca, ex Convento de Santo Domingo de Guzmán.

Las obras son tan importantes en sus volúmenes como en la calidad de su superficie, en las pátinas, en las cicatrices hundidas antes de meterlas al horno. En muchos casos las piezas semejan tener un liquen que las cubre, como esas montañas rocosas, como los peñascos de la zona arqueológica de Yagul en Oaxaca