El retrato es la manifestación plástica más recurrente de la historia del arte, ha servido para perpetuar la memoria de vivos y muertos, reforzando la posición social de la aristocracia, celebrando las hazañas de los héroes y marcando los hitos de cada época. En general, el retrato se ha encargado de preservar la memoria colectiva y la identidad no sólo de los individuos, sino también de las comunidades. Mas de cien obras procedentes de más de quince países latinoamericanos se reunieron en esta exhibición para proporcionar una lectura novedosa de la historia social y política de América Latina. El recorrido inició en tiempos prehispánicos, continuó a través del virreinato y la época de las independencias para culminar con la era moderna y contemporánea.