Los primeros cien años de vida independiente de la nación, cumplidos en septiembre de 1910, significaron para la Ciudad de México un torbellino de celebraciones. Inauguraciones, desfiles y fiestas de corte histórico y protocolario brindaron una visión oficial de un país guiado por el lema positivista de orden y progreso. El régimen político de Porfirio Díaz, prolongado por más de treinta años, se caracterizó por una aparente paz estabilizadora después de décadas de cruentos enfrentamientos internos. Las fiestas del Centenario fueron el epítome de los logros del gobierno, una de las vías para mostrarse ante el mundo como una nación pacífica y moderna, cada vez más alejada de la pobreza y el atraso.
Con imágenes del acervo de la Fototeca Nacional, esta muestra pretende dar cuenta de algunos de estos matices, circunscribiéndose a once años de vida oficial que, con tintes divergentes y en ocasiones de manera radical, hicieron uso del sentimiento patriótico para avalar las acciones de los gobernantes.