Separados por un océano, los habitantes de Europa y del continente que habría de llamarse América no se conocieron sino hasta finales del siglo XV. En 1492 entraron por primera vez en contacto, iniciándose así una nueva etapa de la historia universal.
El matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, aunado al final de la centenaria lucha contra la ocupación árabe que terminó con la conquista del reino de Granada en 1492, y a la expulsión tanto de los judíos, propiciaron la federación de los reinos españoles bajo unos mismos soberanos, y permitieron que España se constituyera como la monarquía más importante e influyente de la Europa moderna.
Por lo que toca al territorio que hoy conocemos como México, albergaba una gran variedad de grupos humanos. En la zona central y sur, hoy conocida como Mesoamérica, se habían construido milenarias civilizaciones que hacia principios del siglo XVI constituían poderosas sociedades con dioses protectores particulares. En el norte habitaban grupos heterogéneos de agricultores y de cazadores recolectores, también socialmente complejos.
El mundo prehispánico era multicultural. A pesar de sus muchas similitudes, los mesoamericanos no estaban integrados como una "nación" con identidad compartida, sino que cada comunidad se consideraba un altépetl (agua-cerro) autónomo.