Antonio de Torres nació en la ciudad de México y fue el penúltimo de cinco hermanos, hijo de Tomás de Torres y Lorenzana Rodríguez; contrajo matrimonio a los 19 años y durante su juventud se formó en el taller de su tío, Antonio Rodríguez, junto con sus primos Nicolás y Juan Rodríguez Juárez.
Torres se caracteriza por ser un pintor barroco, ya sea por la intensidad de sus colores, la dulzura en los rostros de sus personajes y por sus composiciones colmadas de distintos elementos. Ejemplo de ello es la serie de la Vida de la Virgen María, la cual se basa en los Evangelios Apócrifos, que relatan a detalle la infancia de la Madre del Salvador.
Su producción es abundante y se encuentra muy dispersa, tanto en la Ciudad de México como en buena parte del centro y norte del territorio que comprendía la Nueva España a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro: San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Chihuahua y Santa Fe en el actual estado de Nuevo México, Estados Unidos. En 1720 trabajó para los franciscanos de Propaganda Fide, decorando la sacristía del Templo de Guadalupe con tres lienzos, los cuales pueden considerarse los mejores salidos de su pincel.