Anenecuilco: la cuna
El orgullo de los hacendados porfirianos descansaba en la prosperidad del negocio azucarero, la tecnología y la aplicación de la ciencia moderna para la producción. Para ellos, el progreso se escuchaba, olía a aceite y combustible, y podía verse y tocarse. No obstante, el progreso de los hacendados hacía inhabitable dicho "paraíso" morelense para el resto de la población. Precisamente, una de las haciendas más grandes del mundo se estableció en Anenecuilco, que como tantas otras quitaron las tierras y aguas a varias poblaciones. En esta sala, puede verse la maquinaria que se utilizó en los procesos productivos y títulos de propiedad de una hacienda y de una parcela, que se hacía a través de planos, entre otras piezas de valor histórico.