Carlos III buscó cambiar el estilo de gobernar en la Nueva España. Para conocer la realidad que deseaba transformar, envió al visitador José de Gálvez –quien llegó a territorio novohispano tres días después del nacimiento de José María Morelos– a elaborar un diagnóstico completo de la situación en el reino. Gálvez viajó por el país entre 1765 y 1771, y con inflexible mano dura aplicó las instrucciones del rey, incluida la expulsión de los jesuitas en 1767.

Al ser nombrado Ministro de Indias, en 1776, José de Gálvez comenzó a aplicar las medidas que él mismo señaló como necesarias para el buen funcionamiento gubernamental: el establecimiento de la Comandancia General de las Provincias Internas, las reformas en la administración provincial y la creación de las intendencias con sus funcionarios de gobierno propios, entre otras. Asimismo consolidó el monopolio del tabaco (“estanco real”, actividad económica más productiva de la Nueva España después de la minería), legalizó la producción de aguardiente de caña y el control del impuesto que generaba, y redujo el precio del azogue (también monopolio o “estanco real”) para fomentar la producción de plata; con este criterio de control sobre las riquezas novohispanas estableció la Contaduría General de Propios y Arbitrios.