Se exhiben vasijas y figuras antropomorfas y zoomorfas que formaron parte del ajuar funerario de personajes inhumados en tumbas de tiro. Estas tumbas consisten una cámara a la cual se accedía por un estrecho pozo. Esta costumbre funeraria se desarrolló en el Occidente de México, en Nayarit, al igual que en los actuales estados de Jalisco, Colima y sur de Zacatecas. La riqueza y diversidad de las ofrendas que acompañaban al personaje inhumado dependía del rango y la importancia social que el individuo había tenido en vida.

En esta misma sala se exhiben urnas antropomorfas conocidas como Urnas Mololoa. Se trata se otra manifestación funeraria en la que se practicó la incineración o cremación de los difuntos, cuyas cenizas se depositaban en urnas de barro. Se han localizado en el valle de Matatipac y de Compostela.

La tradición Aztatlán fue una expansión cultural uniforme, sobre una considerable área de la costa del Occidente de México. El desarrollo logrado por el complejo Aztatlán estuvo sustentado principalmente en el aprovechamiento integral de sus recursos naturales, sobre los que se encontraba sustentada su base económica; lo mismo que en la elaboración y control de productos y artefactos de gran demanda, así como en los intercambios mercantiles. Materiales representativos de esta tradición que muestran en la primera sala y están representados por vasijas con decoración esgrafiada y pintada, malacates, sellos, así como la aparición de nuevas tecnologías como la metalurgia y la producción de navajas prismáticas de obsidiana.